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Finalizando el mes de julio, autoridades de la Dirección Departamental de Educación (DDE) de La Paz determinaron que las unidades educativas de “las laderas” de La Paz y varios distritos de El Alto retornarían a clases en modalidades tan diversas como confusas,  asistencia que tampoco sería obligatoria, ya que si los padres de familia deciden no enviar a sus hijos por temor a posibles contagios de la covid19 no habría problema ya que, según indicaron, las clases se transmitirán por internet; «si los padres de familia no autorizan el retorno a sus hijos al aula, no habrá problema, pues la clase  se transmitirá por internet, por lo que podrán seguirla  a distancia sin contratiempos» decía en sus declaraciones.

No entiendo si esta decisión es parte de una burla, una improvización o simplemente de una locura más de los técnicos del ministerio de educación para librarse de la pesada carga que desde el 12 de marzo de 2019 les quita el sueño y que pese a los cambios registrados en ambos gobiernos, hasta el momento ninguno encontró una solución que garantice calidad y eficiencia a la enseñanza a distancia.

Esta nueva determinación, rechazada anteladamente por maestros y padres de familia, es otra muestra más de que toda la planificación se realiza sin un análisis previo del contexto ni un diagnóstico de la realidad.  Parece estar hecha, como siempre, desde la comodidad de un escritorio olvidándose de lo que está sucediendo en el país.

Carecemos de recursos tecnológicos y de infraestructuras adecuadas que brinden confianza a los padres de familia de que sus hijos estarán en ambientes apropiados y con medidas de bioseguridad y quieren que así vuelvan a clases. La crisis sanitaria, económica y principalmente educativa en nuestro país desnuda una vez más la carencia de profesionales que en función de gobierno sepan cómo responder a temas tan sensibles y que requieren atención de urgencia. 

Aparte de todo lo mencionado, otra de las cosas que se olvida es el aspecto humano con relación a los educadores,  desconociendo el esfuerzo que cada docente ha realizado durante todo este tiempo para reinventar sus clases, utilizando nuevas estrategias y modalidades para compensar las clases no presenciales y sustituirlas por sesiones zoom, meet, discord, usando para ello classroom, Moodle, Youtube y hasta otros medios menos apropiados, creando material multimedia, diseñando diversas modalidades de evaluación. Todo este esfuerzo para cumplir con sus estudiantes y con esa noble labor de enseñar.  Pero al parecer, todo esto no fue visualizado ni valorado ya que ahora, con esta mezcla babélica de modalidades en la que se destacan la presencial por grupos, la semipresencial y la virtual, el trabajo que deberán realizar los maestros a partir de este lunes de agosto en las unidades educativas seleccionadas para retomar la «semipresencialidad» de los niños y jóvenes se verá multiplicado y altamente complejizado.

Vivir la experiencia de aula y tener que desarrollar estrategias complejas para llegar con cada tema a las múltiples formas de aprendizaje que tienen los estudiantes, ya es bastante complicado. ¿Cuánto más será prepararlo para varios grupos y en diversas modalidades?

Quizá porque nunca vivieron esa experiencia y desconocen lo que significa realizar un plan de clases, elegir y diseñar estrategias para cada tema, atender la diversidad de aprendizajes e inteligencias múltiples, es que las autoridades deciden cosas sin pensar en los actores del proceso enseñanza aprendizaje o: ¿quizá vieron la posibilidad de otorgar a los maestros una remuneración adicional por el trabajo adicional que tendrán que realizar?

Al parecer, el Director de educación piensa que es bien fácil para el maestro atender a un grupo de estudiantes o a tres simultáneamente y; ¿si ese maestro tiene más alumnos en otros grados?  pues no quisiera estar en este momento en sus zapatos. Total, para la autoridad, quien concibe en sus sueños estas genialidades para el retorno a clases, hacer streaming de las clases es algo tan simple como poner un teléfono móvil en la mesa y transmitir la clase mediante alguna plataforma, gratuita por supuesto, eso si, el costo de los megabites consumidos por este servicio los deberá pagar el maestro obviamente. Es evidente que tampoco ha tomado en cuenta los aspectos que menciono a continuación y que serían las condiciones mínimas para ejecutar el plan de retorno a clases propuesto:

  • Disponibilidad de un piso tecnológico, sistemas de almacenamiento en la nube y personal capacitado para transmitir clases con las mínimas condiciones técnicas de imagen y sonido, de manera que lleguen a los estudiantes con claridad y que esas grabaciones permanezcan en la nube.
  • Equipos mínimos para grabar y transmitir las clases a distancia.
  • Conexión a internet de alta velocidad para transmitir las clases de varios cursos de las unidades educativas simultáneamente.
  • Personal calificado que en cada una de las unidades coordine el trabajo, organice el material y lo suba a una plataforma definida, todo esto ordenado por grado, curso y asignatura.

Ya es bastante grande la deuda que tiene el Estado con la sociedad al no haber dado soluciones integrales, efectivas y eficaces a las dificultades y la problemática que la pandemia ha ocasionado, no solo en el área de la educación, sino también en salud y economía. 

La deuda también es moral ya que más de diecisiete mil bolivianos perdieron la vida durante esta pandemia, muchos de ellos médicos y maestros y hoy, con un bajo nivel de vacunación, carencia de esquemas completos de algunas vacunas, jóvenes en edad escolar sin perspectivas de ser vacunados, intentamos volver a una pseudo normalidad que podría esfumarse como una burbuja de jabón si nuevamente la pandemia azota a nuestro país.

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