Por Alejandro M. Rodríguez V.

Nuestros dispositivos electrónicos de última tecnología, llamados inteligentes o smart tienden a fallar por varios motivos. Por ejemplo, cuando a medida que los desarrolladores de aplicaciones lanzan nuevas versiones y estas requieren mucho más recursos de los que nuestros equipos pueden proporcionar o cuando empezamos a cargar más aplicaciones de las que la memoria RAM puede soportar trabajando simultáneamente con otras, tomando en cuenta que ahora nuestros dispositivos son multitarea y muchas apps trabajan en segundo plano consumiendo memoria y recursos del microprocesador,  o por último, los dispositivos trabajan de manera inadecuada o presentan un fallo total cuando algún programa malicioso se introduce subrepticiamente en el sistema y empieza a contaminar todos los otros programas, la memoria y hasta se transmite por la red dañando otros equipos.
Cuando alguna de estas cosas sucede, hasta un niño pequeño sabe qué hacer. Si se trata de un teléfono móvil lo apagan, utilizan un algoritmo (una combinación de teclas y un procedimiento definido por el fabricante y lo restauran a un modo de fabrica). Se pierde toda la información pero se recupera la unidad para volverla a usar como si nada hubiese pasado.  Si se trata de un ordenador, sacamos un back-up (respaldo) y luego de dar un formato total al disco duro procedemos a cargar de nuevo el sistema operativo y los programas para que el equipo nuevamente funcione al cien por ciento.   ¡Eureka…!, nuestros problemas tecnológicos fueron solucionados, nuestros dispositivos funcionan nuevamente bien… (hasta que posiblemente volvamos al punto de inicio y tengamos que repetir nuevamente el algoritmo para la restauración del sistema, así como un ritual…)Yuval Noah Harari en su libro HOMO DEUS, de una manera muy sutil, atribuye los problemas de salud, los psicológicos y hasta la muerte de las personas a fallos técnicos del sistema.
Tomando en cuenta esta interesante visión del Homo Sapiens, al parecer los seres humanos somos tan similares en algunas cosas y tan diferentes en otras con nuestros equipos tecnológicos que me atreví a hacer esta graciosa analogía.
Si el corazón se detiene es a causa, obviamente, de una falla técnica grave, quizá porque otro sistema que controla el metabolismo empezó a fallar  a causa de la acumulación de información de baja resolución (colesterol LDL – Triglicéridos) en sus canales de comunicación, y que dificulta el flujo normal de datos, entiéndase de sangre, que requiere el resto del sistema para alimentar el cerebro y  las funciones básicas de la unidad. Muchas veces estos archivos basura, se acumulan sin que el sistema pueda eliminarlos de manera automática ocasionando elevaciones en los niveles de temperatura y presión que muchas veces la fuente de alimentación  no llega a soportar o porque las condiciones del hardware se encuentran seriamente dañadas por mal mantenimiento o por una obsolescencia ya planificada por el fabricante.
Si por otra parte el centro de procesamiento de datos entra en un proceso de depresión porque la unidad quedó fuera de servicio (sin trabajo) o porque fue relevada por otra de mejores prestaciones (sufrió una decepción amorosa), la red de sistemas empieza a interactuar y un problema que aparentemente solo involucra a uno de ellos, a la larga arrastra a otro y este a otro más, provocando fallos mayores y debilitando los mecanismos de defensa del “hardware” permitiendo que algunos “virus” se introduzcan en nuestro sistema provocando fallos mayores.  Nuestro “Software” muchas veces nos muestra que si bien puede operar múltiples tareas, no puede hacer dos o más al mismo tiempo, sobre todo en la caso de los ordenadores (varones). Está comprobado que las tabletas y otro tipo de computadoras (mujeres), cualquiera sea la versión y sistema operativo instalado, si cuentan con procesadores multitarea.
Por ejemplo el hardware de nuestro corazón empieza a mostrar que no puede procesar dos o más versiones simultáneamente del mismo programa (saben a qué me refiero…¿verdad?), Si tenemos instalada una EPSa vs.1.0 e instalamos en nuestro sistema una WMN vs.2.0 o en el caso de las mujeres instalar una app diseñada exclusivamente para ellas la MAN vs.2.0  sobre la EPSo vs.1.0 quizá el sistema no pueda procesar los sentimientos de ambas versiones al mismo tiempo, provocando fallos terribles lo que obligaría al usuario a decidir por una de esas aplicaciones y desinstalar la otra, o en su defecto, buscar mayores recursos de hardware (dinero) para soportar simultáneamente ambas versiones y manejarlas por separado, sin que interfiera una con la otra, lo cuál ocasionaría un fallo total en todos los sistemas.
Volviendo a la realidad y a lo serio, el ser humano tiene que recomponerse muchas veces solo utilizando todas sus capacidades emocionales convertidas en algoritmos vitales para sobrevivir. Si entendemos que el mundo actual funciona en base a algoritmos, debemos esforzarnos por tener uno que permita resolver muchos problemas de nuestra vida sin tener que cambiar de algoritmo a cada momento.  El noventa y nueve por ciento de las decisiones que tomamos al momento de solucionar nuestros problemas están basadas en algoritmos muy sofisticados, que llamamos comúnmente, deseos, sensaciones, emociones, decisiones. Es decir que los algoritmos controlan nuestra vida…
Entendamos que nunca podremos hacer un formateo completo,  siempre quedan huellas imborrables, sentimientos, dolores, cicatrices, alegrías, una mezcla ambigua que únicamente en base a decisiones complejas puedes cambiarlas o mantenerlas, dependiendo de la voluntad y del algoritmo que emplees.
Acabamos de iniciar un nuevo año, es el momento propicio para cerrar un ciclo, que pudo haber traído no siempre momentos bonitos y felices, pero que marcaron nuestra historia en el 2017, y hoy a poco de haber consumido sus últimos recursos, en el momento de inflexión en que comienza el nuevo año  es bueno pensar en hacer una restauración completa y pasar a la versión 20.18, renovados, con muchas esperanza, borrando de nuestra memoria interna los momentos desagradables,  manteniendo los buenos y aplicando un algoritmo que nos permita desfragmentar nuestro disco duro ordenando pensamientos, capacidades y emociones para aplicarlos de una manera más eficiente en nuestro trabajo y sobre todo con los seres queridos, en resumen siendo mejores seres humanos.
Bienvenida la App “NewYear vs.20.18” 

Publicado hace 4th January 2018 por Alejandro M. Rodríguez V.

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