Por Alejandro M. Rodríguez V.

Llegas a los 55 y te das cuenta que estás en un número de edad estéticamente hermoso pero matemáticamente imperfecto.

– Es una edad que no te permite echar a correr ni atrás ni adelante, el no poder dividir esta cifra entre dos, por ese incómodo residuo que queda, sólo pareciera recordarte que a partir de ahora todo depende únicamente de tí mismo, así como que el número se divide sólo por si mismo o por uno.

– En 5 años más llegar a los 60 y ser de la Tercera Edad, pero con privilegios increíbles, como no hacer fila en los bancos y otros lugares en los que actualmente suelo protestar cuando estoy a punto de llegar al punto y se acercan dos «adultos mayores» y alargan la agoníca espera.

– Han pasado 34 años de haber alcanzado la mayoría de edad y 33 de la considerada «edad perfecta» y uno empieza a añorar esos momentos.

– Soy 32 años mayor de aquel momento en el que me jactaba de tener la edad de Cristo.

– Tengo 20 años más que mi hijo mayor y 39 de la menor.

– En dos años más igualaré en edad el año de mi nacimiento.

En resumen llegué a un momento en el que percibo haber vivido la mitad de mi vida, porque así to sienti en mi mente, corazón y espíritu y empiezo a vivir la otra mitad que en tiempo es incierta, porque no se cuánto más va a durar.

Llegar a esta edad es el mejor regalo que pude haber esperado de la vida,  no importa lo que otros piensen de ella, lo hermoso de tenerla es haber alcanzado el privilegio de tener el Título de Padre, Esposo e Hijo simultáneamente, tener el honor de ser a la vez Amigo y Consejero, Trabajador y Conductor, Orientador y Guía.

Nobleza obliga dar las gracias a los que se acordaron y llamaron,  a los que lo hicieron y me dieron un abrazo, a los que quisieran que fuera el último cumpleaños (espero que no haya nadie con ese pensamiento) y a los que esperan que viva una eternidad, a los que se olvidaron por compartir conmigo esa manía de no acordarse del cumpleaños de ninguno de nuestros migos y parientes, también a los amigos que no tenían ni la más remota idea de la fecha y enviaron un mensaje vía facebook (que no se olvida de ninguno de nosotros y te lo recuerda milagrosamente). A mi empresa telefónica que nunca se olvida y me manda un mensaje de felicitación cantado cada año alegrando mi mañana.
Porque no también a los que hicieron de la vista gorda, pero sobre todo, en este día, quiero darle las gracias a Dios por haberme permitido llegar hasta aquí y darme la posibilidad de seguir adelante.

Gracias a Él por todas las alegrías y tristezas vividas que ayudaron a forjar mi carácter y hacerme lo que soy, por haberme dado la oportunidad de tener una familia maravillosa y amigos excepcionales.

Que más puedo pedir como regalo de cumpleaños en una edad tan hermosa y tan matemáticamente imperfecta.

PD: Escrito al amanecer del día 6 y publicado exprofeso un día después. A partir de este momento no se aceptan regalos ni felicitaciones por considerarlas extemporáneas.

VALE

Publicado hace 14th February 2013 por Alejandro M. Rodríguez V.

2.381 comentarios en «La edad imperfecta»